Este verano estamos conmemorando
el centenario de la Primera Guerra Mundial, el conflicto con el que se abrió la
caja de Pandora en Europa y el ser humano arrinconó el ideal clásico de libertad hasta hoy. A cuenta de la conmemoración, habrás oído hablar
de las diferencias entre aquella época y la actual y hasta seguro que has visto
algún documental, en el que no era difícil fantasear con la imagen de un bisabuelo
o un tatarabuelo tuyo por allí. Si
aquella gente hubiera conocido la capacidad de destrucción y exterminio que hemos sido capaces de desplegar después, habría enloquecido.
De modo que muy pocos pensadores fueron
conscientes de la brutalidad y el horror que se nos venía encima. Solo algunos,
como Stefan Zweig, se sintieron obligados a dar testimonio de una civilización centroeuropea
que sentían perdida desde la guerra anterior. Como buen judío vienés, conocía
muy bien la riqueza espiritual de entonces y nos habló de ella con una admiración
y un entusiasmo encomiables. Incluso si no eres muy amigo de nostalgias, este libro
de memorias te va a gustar. Parece que te estuviera hablando a ti. Así que
figúrate también cómo lo hace a tu padre, a tu abuelo,...
Miguel Martínez Renobales
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