martes, 27 de marzo de 2012

Continúa la preparación del rincón de las Palabras de la Máquina

 Ya están llegando fragmentos de textos, que poco a poco almacenamos para cuando tengamos dispuesto (y forrado con papel continuo) el rincón de las palabras de “la máquina”. Los primeros días empezaremos a ilustrar algunos y los iremos colocando sobre el mural para que vayan haciendo cuerpo y cargándose de significados. Continuamos recogiendo mientras se van haciendo otras cosas. Por ejemplo, nos está preparando nuestro compañero Pedro Arroyo, de Edificación y Obra Civil, un frente espléndido para el mural de este año. Atentos a la obra que va a merecer la pena contemplarla con detenimiento.
Miguel Martínez Renobales

miércoles, 21 de marzo de 2012

Comienza el Diario de las palabras de la máquina

Hoy se abre el Diario de las palabras de la máquina, porque las instrucciones para participar en la exposición que montaremos más adelante han quedado repartidas por todo el centro y colgadas en la plataforma Yedra. Aún no sabemos cuándo la desplegaremos, pero, del mismo modo que hicimos el año pasado con las “palabras del bosque”, en esta ocasión contaremos con textos literarios en los que aparezca la palabra máquina u otra similar (aparato, artefacto, artilugio, autómata, ingenio, máquina, maquinaria, mecanismo, mecano, motor,… incluso cualquier otra que nombre un “artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza”). La iniciativa pretende que la literatura salga a un rincón del pasillo del IES para contribuir a la reflexión que el compañero de Plástica, Manuel Saro, propondrá en el mes de mayo con una instalación suya y de sus alumnos acerca del papel de las máquinas en la sostenibilidad de la energía (estamos en el año de la energía sostenible).
En realidad, la significación de nuestro rincón se va a abrir a otras muchas posibilidades, pues no en vano los textos van a ser literarios (estarán dotados de mucho sentido) y encima constituirán  fragmentos, con lo que se van a cargar a su vez de otros muchos derivados de su nuevo entorno, tanto si les “metemos mano”, como si no. Pero, como lo que queremos es que la gente pase un buen rato “amasando” literatura, pues encantados (y, si quiere pasar más ratos, mejor que mejor). Lo hacemos así porque nos parece que contextualizamos mejor el asunto de la relevancia de la mecanización en esto tan nuestro de si la humanidad progresa o no. Se trata de pensar un poco en cómo han visto otros antes que yo eso del uso de las máquinas e incorporar a mi vez mi punto de vista. Eso es todo. Atentos
Miguel Martínez Renobales

lunes, 5 de marzo de 2012

"Hambre de libertad" de Isabel Oyarzábal Smith

            No busques este título en las historias de la literatura, porque no aparece en ninguna, pero ya veremos, ya veremos,... Nosotros lo reseñamos aquí porque es un ejemplo magnífico de autobiografía testimonial, de narración apasionada de recuerdos para que nadie los pueda desfigurar. Se trata de las “Memorias de una embajadora republicana”, como dice en el subtítulo, y aunque su autora no disponga de una buena visión histórica (lo escribió en 1940, cuando aún estaba muy reciente la Guerra Civil), representan un testimonio emocionante de la vida de una española universal. El original fue escrito en inglés y hasta el año pasado no ha sido traducido al español.   
            El atractivo de su lectura radica en la personalidad de la protagonista, los acontecimientos que le tocó vivir y cómo los cuenta. Ella es una malagueña de buena familia, que desde muy joven, comienza a mostrarse como lo que Carmen Martín Gaite denominó una “chica rara” (hablando de la Andrea de la novela Nada, de Carmen Laforet). Es una niña que, en el entorno asfixiante de la alta burguesía malagueña de principios del siglo XX, no responde a los comportamientos esperados en alguien de su clase y esto le acarrea problemas; pero no se lamenta por ello, acepta las cosas como vienen y esta actitud va a conformar una característica esencial de su carácter: la capacidad de superación en un entorno hostil.
            Isabel Oyarzábal forma parte de esa  generación de republicanas que hicieron uso de la memoria como lucha contra el olvido. Su historia abarca desde principios de siglo hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando la vida de la gente sufría unos cambios de rumbo tremendos. La vemos de adolescente en un internado, también como una hija que no acaba de “encajar” en la relación con sus hermanas o con los hombres que la rondan como moscones, actriz, traductora, conferenciante, corresponsal de prensa extranjera, Inspectora de Trabajo (la primera en España), luchadora por el voto femenino, mujer de un pintor,  esposa engañada que explica con toda entereza la infidelidad de su marido, folklorista, madre angustiada por los suyos que combaten en pleno frente de guerra, embajadora en un país libre, defensora de una España que no es tan “diferente” como otros parecían creer,… Y todo contado, como ella dice,  “sin rodeos”, con una clarividencia que nos la instala desde el principio en la más rabiosa actualidad. Han pasado más de setenta años de aquello  y, sin embargo, parece que la estemos oyendo hablar en cualquier medio de comunicación de hoy. Conecta con su sintonía y verás cómo no cambias de canal.
Miguel Martínez Renobales

domingo, 4 de marzo de 2012

"La máquina del tiempo", de H. G. Wells

            Esta novelita, que representa un pilar básico de la literatura de ciencia-ficción, fue editada en 1895. Salió en la época en que muchos ciudadanos confiaban en el progreso científico y técnico para mejorar la organización social de los seres humanos y aumentar su felicidad. Era cuando comenzaron a proliferar historias que se impacientaban por adelantarse al futuro y planteaban si el mundo de los próximos siglos iba a ser más feliz o no. En este caso, gracias a una maravillosa máquina, el protagonista viaja al Londres del año 802.701 y comprueba las condiciones en que vive la humanidad. Los Morlocks de las tinieblas subterráneas y los Eloi de la superficie constituyen los tipos de criaturas en las que nos podemos convertir si nos dormimos en los laureles, si nos resistimos a la necesidad de cambiar las cosas por miedo al riesgo o a la incertidumbre.  Curioso mensaje en los tiempos que corren hoy.
            En una revista de hace algo más de un siglo (Harmsworth Magazine)  se podía leer lo siguiente: “la navegación aérea, el transporte rápido, el electroscopio tenderán a dificultar los crímenes y las guerras y a restarles atractivo a medida que las condiciones sociales mejoren”. Con lo que cayó después. Pues bien, Wells, con su escepticismo típicamente británico, atizaba el conformismo que podía latir tras esa confianza ciega en la ciencia y nos propone un viaje a lo Gulliver para espabilarnos. Estamos lejos aún de los universos paralelos y de las teorías de la Física moderna, pero si quieres comprender mejor el tamaño de la paradoja del viaje en el tiempo, escucha a los primeros que la desarrollaron y generaron toda una literatura posterior. Es lo que pasa con los antiguos que discurren bien. Que ya verás cómo asoman por ahí algún Morlock o algún Eloi sin que parezcan venir a cuento y, sin embargo,…
Miguel Martínez Renobales